Esta es la época en que todos hacen balances. Las empresas empiezan a calcular cómo les fue el año 2007, empiezan con los inventarios para saber cuánto salió, cuanto ganaron y cuanto (les) robaron. Algunos negocios, ante la evidencia de los hechos, se incendian por autocombustión o por ayuda de algún voluntario (mientras no sea de bomberos, todo bien), mientras otro, ante éxito del año, reparten jugosos premios para mantener a los trabajadores felices (por lo que me han contado).
Los noticieros, que durante diciembre dedicaban el 50% del noticiero a la final del fútbol chileno, y el otro 50% a las compras navideñas (léase: el regalo favorito para el hijo, la novedad del año, cuánto cuesta una bicicleta en un local y cuánto en la cuadra siguiente, consejos para no comprar juguetes con tolueno, etc. etc. etc), a partir de 25 de diciembre empiezan con el "resumen de lo acontecido en el año". Usualmente tienen un corte bastante fatalista: el terremoto en el norte, sus réplicas, los femicidios, los incendios en Hollywood, la huelga de guionistas en EEUU, el caso de la niñita perdida en Portugal, la muerte de Pavarotti, algún temporal, tifón, inundación o tornado, el alza de la bencina y de la luz, el IPC que se fue a las nubes, el desplome del dólar, el barco que se hundió en la Antártica, los accidentes carreteros. A estas alturas a uno sólo le queda preguntarse cómo es que estamos vivos aun.
En las oficinas se arman las celebraciones de fin de año, que algunas veces son en restaurantes (ya sabemos que en el Don Carlos no serán este año) y otras veces son cócteles en las oficinas. Con cola de mono y canapés con mayonesa. Da lo mismo qué más. SIEMPRE tienen mayonesa. Y ante los silencios incómodos que se crean entre superiores y subalternos aparecen las preguntas del tipo "bueno, y cómo estuvo el año?" Eso vendría a ser un balance obligado, con resultados positivos obligados. Porque uno no le va a decir al jefe: "mire, ahí nomás porque gano una miseria".
Entonces, a estas alturas del año, y ante la avalancha de balances que nos inunda, uno como que se contagia, se pone melancólico y le da por analizar cómo estuvo el año en lo personal, análisis que es mejor si se acompaña con un mango sour o con un buen vaso de whisky, o mejor aún, con bourbon.
Claramente hacer un análisis de cómo estuvo el año no es una propuesta original. Porque eso lo hace todo el mundo.
Es por eso que propongo hacer entonces un análisis de lo que no pasó (o no nos pasó) este año 2007. Qué cosas no hicimos, que sucesos no acaecieron. No hablemos de metas porque un balance respecto a metas no cumplidas solo lleva a la frustración, y esa no es la idea. Claro, porque si después tenemos que andar llamado al Fono de Asistencia al Suicida, no tiene ninguna gracia. Y de hecho, eso significaría que esta es una mala propuesta.
Comencemos entonces....
Este año no fui a Isla de Pascua: así que el próximo año me toca no ir a Brasil.
Este año no comí langosta: bueno, faltan 5 días para que termine el año pero seamos sinceros, si no comí langosta en 11 meses y 26 días, dudo que lo logre en 5 días. De todas maneras comí camarones, que igual son ricos.
Este año no leí ningún libro de García Márquez: todos los años leía o releía algún libro de él, por la simple nostalgia de releer al autor con el cual me encanté del realismo mágico. Claro, después llegó la Isabel Allende y echó a perder todo. Pero volvía a García Marquez para entender que no estaba todo perdido. Este año no lo hice...
Este año no me compré zapatillas: en realidad no era necesario. Pero me compré zapatos (no confesaré cuantos)
Este año no hicimos camping: la verdad es que el año anterior tampoco, pero este año habría sido especialmente difícil hacerlo con la ñiñita a cuestas. Bueno, y el anterior con panza tambien. En fin. A ver si el próximo año o el siguiente, quien sabe.
Este año no fui a ver a Bosé: lo peor es que me dejó con los crespos hechos, porque tenía entradas justo para el concierto que suspendió. JUSTO. El 2008 si que lo veo. Tampoco fui a ver a Calamaro, pero es que entre Soda, Bosé frustrado, y los cumpleaños de fin de año las finanzas clamaban un minuto de tranquilidad.
Durante el 2007 no ví a la Susana ni a Felipe: unos amigos que me los encuentro siempre en todas partes. Este año no los vi. Puede ser porque me pasé los tres primeros meses del año con postnatal, y después ellos se encerraron a estudiar el Grado, no lo sé. A ver si el 2008 los veo por ahí.
Este año no hice tortas: siempre he hecho tortas de panqueques o de milhojas, como regalo o para agasajar a alguien (o a mi estómago). Pero como mi mamá se puso a hacer tortas, y la niñita me roba un poco de tiempo, no hice tortas este año. Muy mal hecho. El 2008 me resarzo.
Este año no se inventó el teletransportador: si fuera tan millonaria como el abuelo de Paris Hilton, gastaría mi dinero en el desarrollo de un teletransportador. Pero no lo tengo, así que sigo esperando que algún filántropo se raje.
Este año tampoco fue el año del "esperanto": cuando chica mi mamá nos regalaba las revistas de Petete, un pato español que tenía varios amigos (uno de ellos era Hijitus, quién se acuerda?) Bueno, en las páginas centrales de la revista aparecía un listado con palabras y su traducción a distintos idiomas, entre los que estaba el esperanto. No sé de qué me sirvió saber que "manzana" se decía "pomo". Este año tampoco se adoptó el esperanto como idioma universal.
Este año no me teñí el pelo negro o rubio: es que en realidad esos colores no me quedan bien ; por eso no lo hice.
Este año no me hice un tatuaje: ya tengo uno, que cumplirá 8 años, así que para qué más. Estoy felizo con el que tengo.
Este año no bajaron los precios de los pasajes a Juan Fernández: siempre quedará la esperanza de que para ir a Isla Juan Fernández no sea necesario pedir un hipotecario. Claro, no es fácil comer langosta a vil precio el kilo si el pasaje te costó 500 lucas. O sea, si uno saca la proporción, es la langosta más cara del mundo....
¿Cuál es su balance?