miércoles, 31 de diciembre de 2008

Chao 2008


Todos haciendo balances e inventarios.

Los diarios con su "lo mejor y lo peor del 2008".
Hasta El Clinic dedicó un número especial, a luca, que tenía un resumen de todo lo que he leído en el año. Una lata.
Y ni hablemos del éxodo masivo de santiaguinos (entre los que no me cuento).

Y sintiendo que soy la única santiaguina que está trabajando, luego de pasar por oficinas públicas que decían: "Hoy se atiende hasta las 12", y con un calor de porquería, solo me queda decir lo siguiente: No estuvo malo este 2008. Parejito. Pero igual me gustaría que el 2009 fuera mejor.

martes, 16 de diciembre de 2008

Yo fumo, pero....


Yo fumo. Ya, si, fumo.
Aunque un 50% de las veces que prendo un cigarro la gente me mire con cara de criminal, o de suicida. Me gusta, me relajo. Pero tengo mis propias normas. No fumo antes de almorzar. En realidad, ahora que lo pienso, es mi única norma respecto al cigarro. Ya, no importa, lo que sí importa es que la respeto. Primero, por un tema práctico, si fumo en la mañana, me siento mal. Me mareo, me dan náuseas, me pongo pálida, transpiro helado.. no, lo peor. Y segundo, porque tengo total conciencia que el olor a cigarro no es muy agradable. Y en la mañana, es más desagradable aún. Como que de un zuácate se va el olorcito a jabón, a pasta de dientes, a perfume, a shampoo para quedar todo impregnado con el cigarro. Y andar toooodo el día con ese olor me parece de pésimo gusto.

Entonces, y pese a mi calidad de fumadora, no logro entender esa gente que se fuma un cigarro adentro del auto, hacia el trabajo. De partida, fumar dentro del auto es tóxico. Oh, encontré mi segunda "norma-sobre-el-cigarro": no se fuma dentro del auto, ni en la habitación donde se pernocta.
Sigo. Tampoco entiendo a esa gente que se despierta en las mañanas, y prácticamente en la ducha, enciende el primer cilindro nicotinoso. O con el primer café de la mañana. Ése que debería ir acompañado con una medialuna tibia, nada más.
Pero leeeejos, lo que más me molesta, es caminar por las calles por las mañanas, al trabajo, sacando ánimo de no sé donde, para encontrarse con decenas de personas que a las 9 de la mañana ya andan esparciendo humo sobre la población. Y en un trayecto de 10 cuadras, toparse con 20 personas que están fumando apurados antes de entrar a marcar tarjeta, o que caminan-casi-corren para no llegar atrasados, con un cigarro en la boca, dejando una nubecita de humo de cigarro, para que lo agarre el primer infeliz que se le cruce. Eso antes de las 12 debería estar prohibido. Porque, por mucho que me esfuerce, igual llego a trabajar con olor a cigarro. Y así no se puede.