Escenario: Juzgado de Policía Local.
Época: hace varios años. Muchos varios atrás.
Una mujer denuncia a su cónyuge por violencia familiar ante el único representante de la ley, el juez de Policía local, el clásico mandamás de una localidad perdida en la mitad del campo chileno.
La denunciante presenta a su testigo, la vecina de la casa contigua.
Juez: Señora. ¿usté qué sabe sobre esta denuncia en contra de don XX?
Testigo: yo soy la vecina, y siempre escucho los golpes y los gritos de mi vecina cuando el marido le pega.
Juez: ya, pero.. usté lo vio?
Testigo: no, solo he escuchado, pero siempre hay pelea, y la vecina de repente aparece con el ojo en tinta o los brazos morados..
Juez: sisi, pero.. pero lo vio pegándole?
Testigo: no, no lo he visto, pero he escuchado...
Juez: ya, pero.... lo vio??
Testigo: no
Juez: entonces váyase señora, no tiene nada que hacer acá!!
Saliendo de la sala, la testigo en cuestión se lanza un gas de aquellos sonoros. Bien sonoro.
El juez lanza el grito: ¡¡¡Señora... cómo se le ocurre hacer eso, es una falta gravísima ante el tribuna!!!
Testigo: a ver, señor Juez,... pero usté lo vio???
3 comentarios:
Es verídico? Bien merecido lo tuvo el juez entonces! XD
La pura y santa verdá...
jajajajaja. bueníssimo!
Publicar un comentario