Luego de haber escrito al menos un par de veces sobre el triste hecho de que soy una de las únicas personas que se queda en febrero en Santiago, lamentándome de la soledad y del aburrimiento y de que no había nadie, ni siquiera en la red, que me hiciera compañía en mis eternas tardes (im)productivas, ahora me toca llorar porque febrero se va.
Esto es casi como los tipos que se suben a la montaña rusa de Fantasilandia y aullan y lloran durante todo el viaje gritando "paren esta hueáaaaaaa", y cuando se bajan dice "uy, que rico, subamos de nuevo?". La única diferencia es que febrero es bastante menos adrenalínico.
Porque a pesar de todo lo que me quejé, y me lamenté, provocando ataques de autocompasión que se sublimaron en cuanta oferta de verano encontré, me encanta febrero en Santiago.
Durante este mes he estado convertida en una especie de "farmacia de urgencia" a la cual recurre cualquier persona que tenga un problema aunque no tenga relación con la actividad legal propiamente tal, básicamente porque no hay nadie más.
Y me siento como el "guardia de la fiesta", que ahora se dedica a contarle a la gente que va llegando qué es lo que pasa adentro.
Entonces, ahora les contaré qué pasó en febrero:
1.- El panorama en la tardecita era escuchar alguno de los miles de programas dedicados a a) la previa del festival; b) la elección de reina del festival; c) los vestidos de Tonka; d) si Bosé está o no demasiado repetido (yo creo que no), pero nadie se preguntó lo mismo de Marco Antonio Solis, a pesar de que todas las veces que viene canta las canciones EXACTAMENTE igual que la vez anterior; e) qué cagada se mandó la Rocío Marengo; f) y la clásica discusión sobre lo poco que se pesca a la competencia folclórica, comentario que los conductores de los programas dedicados al Certamen hacen con cara de "que malos son los medios", pero que dura 20 segundos para luego mostrar las pechugas de una niña que le dicen Pops, y que no tiene ABSOLUTAMENTE nada que ver con el Festival, pero que igual se postuló a reina.
2.- Bombardearon a los pocos capitalinos que quedábamos con ofertas de uniformes de colegio, blusas y zapatos hiperreforzados, a unos precios francamente absurdos. O sea, una camisa a $990.- se convierte prácticamente en un bien desechable. En la tele, en la radio, en las noticias, en el supermercado, en cuanta paleta publicitaria existe... tanto, que a pesar de que mi hija tiene solo 1 año, estuve tentada de aprovechar tanta maravilla y comprarle el uniforme para primero básico.
3.- No hice filas para nada. Ni para cargar la tarjeta Bip, ni para un depósito bancario, y tampoco (agárrense, que esto es fuerte) en Servipag.
4.- Aproveché de ir a mis sesiones en el kinesiólogo, aprovechando el éxodo masivo de capitalinos, ya que en otras circunstancias me habrían dado hora para seis meses más.
5.- Terminé intoxicada de tanta publicidad de la próxima guerra de teleseries. Tanto que ya no logro distinguir si son tres teleseries distintas, o son todas parte de una mega producción con la Claudia Di Girolamo, Willy Semler, Paz Bascuñán vestida de carabinera, y Carola Arregui, todos en Puerto Rico.
6.- Ojo con Providencia. Están haciendo arreglos y es imposible transitar por ahí. De hecho, está prohibido, salvo que manejes un vehículo oruga (y ojo que no me refiero a un tanque).
7.- Me solacé ayer en la tarde en la piscina de mis padres, imaginándome los 300 mil vehículos que se esperaba llegaran a Santiago, a una velocidad de tortuga, llenos de ilusionados bañistas que hoy comenzaron con un bronceado fascinante, su vida laboral, la triste realidad, con la certeza de que les faltan 11 meses y una semana para volver a salir. A mi me falta menos. Ja ja ja.
De hecho, mi propuesta debería ser quedarse en febrero en Santiago, para dar por terminado el tema. y comenzar marzo con nuevos bríos, nuevas ideas y nuevas propuestas. Pero luego, pensándolo mejor, no propongo eso, porque si todos me hacen caso (quien sabe, puede que algún día me transforme en un referente a nivel nacional), febrero se va a llenar de santiaguinos y va a ser una lata.
12 comentarios:
Interesante lo que me perdí por andar paseando... en fin, así es la vida.
Estimada, cuando dice "subliminaron", ¿no querrá decir "sublimaron"? Digo, hay una diferencia...
Tiene razón. Es sublimar.
Y ya lo arreglé.
Usté sabe, odio quedar como ignorante.
Por fin volvió...
¿Podrá ser que hoy haya cumplido su amenaza, cambiándose de cadena de supermercado? ¿O no?
Mhmm.. no
Me banco a Arjona instrumental, todo sea por la familia. A Josefina Correa no.
Pero cómo... si no poner a Arjona es otra pequeña ayuda.
Mhmhmh.. puede que tenga razón.
pero esta nueva publicidad de "afrontar la crisis energética, la sequía, la baja del dolar y el alza de la bencina a traves del congelamiento de los precios de 300 productos hasta septiembre"; como que me desincentiva. Me tinca, no sé porqué, que Lider no asumirá personalmente el congelamiento y que los perjudicados serán otros...
Yo, que también me quedé en Santiago - y por una excusa peor que la de estar trabajando- puedo mencionar otras cosas que ocurrieron por estos lados en febrero:
- Desaparecieron los congelados Maggi de todos los súper (Jumbo Bilbao incluido): no papas duquesas, no lasaña, no canelones y no pastel de choclo (aunque con los choclos en pleno, quién querría un pastel congelado?).
- El panorama de la mañana era el mismo del de la tarde (osea, festival).
- Aparte del bombardeo de ofertas en productos escolares, también comenzó el de hiperofertazos y megadescuentos de un 0.00001% en la tasa de interés en los créditos de consumo.
- Yo sí hice una fila: una persona estaba delante mio en una librería.
- Aparte de la publicidad de teleseries, la tele también mostró toda la parrilla programática que comienza hoy.
Y para terminar, aunque permanecí en la ciudad casi la totalidad de febrero, también disfruté volviendo de mis vacaciones de 2 días el domingo pasado (24 de febrero), demorando casi 6 horas desde Chillán...
A mí me carga febrero. Me carga salir de vacaciones en febrero, porque uno vuelve y al tiro es marzo.
Febrero es como el domingo, como con esa mencionada sensación del "síndrome del bolsón"... Y con la misma lógica, diciembre es como el viernes y enero el sábado. El viernes uno viene arrastrando las patas por la semana que pasó, pero feliz de que haya terminado. El sábado se descansa, lejos del lunes. Y el domingo... bueno, creo que la mayoría sabe qué pasa el domingo (y no me refiero a ir a misa).
Yo prefiero vacacionar en enero, porque el verano se me hace más largo y además se puede aprovechar de estar gratamente en Santiago en Febrero, con todas las ya descritas ventajas de estar en la ciudad fantasma. Un agrado. Que antisocial, pero es cierto, me carga la gente.
Añoro en aquella época en que las vacaciones duraban dos meses y medio (válido aún para el S.Q.N.A.). Lo envidio y no sanamente.
Ahora que la máquina laboral me agarró de lleno, odio más febrero, porque como bien anuncia un banco, se me aparece marzo.
En fin, habrá que esperar otros 9 meses para el próximo "viernes".
Saludos, disfruten marzo.
Toda la razón con que Febrero es como el domingo...Queda esa sensación de agotamiento y desesperación por que se aproxima marzo.
Aunque en mi caso, es casi una constante que me quede en Santiasco en esta fecha. Ya casi le estoy tomando el gustito a este mes tan pacífico y quitadito de bulla...
...En años anteriores era mucho más agradable -considerando un punto climático- donde en las mañanas de febrero el viento era fresco, días menos calurosos y noches exquisitas para salir a recorrer.
Entonces, ahora, además de pensar que tenemos que quedarnos en la capital en vacaciones, se suma el hecho de que nuestro amigo el calentamiento global nos acompaña más notoriamente que en pasado.
Qué asfixio!!!
Salu2
Oiga Ale, que le pone color. Si tuve poco más de un mes, no dos y medio. Ahora, de que las completo con vacaciones de invierno y septiembre, las completo. Pero eso es otro tema.
Para los/as que no tuvieron vacaciones, al menos se acerca Semana Santa (o Semana Larga, como prefieran).
Ale:
no sé si le pase lo mismo que a mi, no es que me cargue la gente, así en general, sino sólo me carga la gente tonta; ahora, que el 99% de la población cumpla con ese requisito, es otra cosa...
Publicar un comentario