Ya ha quedado dicho en este espacio que mis compras suelen ser en el centro de Santiago, por una razón obvia. Vivo y trabajo ahí. Entonces, entre llegar a la casa, tomar el auto, aguantarme una hora de taco para llegar a un centro comercial con la incertidumbre si encontraré o no lo que busco, y caminar cuatro cuadras para llegar a miles de locales comerciales que venden exactamente lo que necesito, no hay donde perderse.
Tal vez el único inconveniente, o gran diferencia, es el trato.
Si uno va a un centro comercial y entra a una de las... digamos dos tiendas de telas, por ejemplo, y pide "tela para pantalón", el o la dependiente pasa primero a explicar los diferentes tipos de telas, las propiedades de cada uno, y luego muestra los colores, para que tome una decisión informada.
En el centro, uno se va a una calle donde están tooodos los locales que venden telas, entra a uno cualquiera y pregunta por "tela para pantalón" y te tiran altiro la caballería: "¿casimir, lanilla o linette"? Y ahí queda uno. Con cara de poker (me encanta esa expresión), preguntándose de qué estará hablando la vendedora. "Ehm.. no.. o sea.. no sé, tela para pantalón de trabajo....", responde una humilde. Y ahí entonces la vendedora pone cara de profesora sin vocación, pega un soplido que le levanta la chasquilla y pasa a explicar. Hasta acá, no hemos visto la tela, ojo. Luego del breve resumen, tipo Trutruca, uno opta: " ... ah, casimir" Y la vendedora pasa a mostrarte recién entonces los rollos de tela que ha tenido todo el rato al lado, pero que tú no tenías idea de que era la tela. "Ajá.. mhmh, no, yo quiero algo mas delgado", "Aaaaaah, entonces lo que usté quiere es linette". Nueva cara de perro. Será.
Bueno, así se compra en el centro.
Los vendedores de esa zona parten de la base que uno sabe a lo que va. Que no requiere explicación alguna. Pésima técnica.
Fui a comprar hace unas semanas insumos para bordar. Y necesitaba una tela específica. Primero local: "Necesito una tela para bordar, que sea blanca, suavecita, etc. etc." Vendedora: "¿Esterilla o aída?" "Ehm..." -nueva cara de poker- "no sé, cuál es la diferencia?". "Que una es más tupida que la otra". "Ajáaaa.... y me las podrías mostrar?" A regañadientes me las mostró. Las diferencias eran mucho más que la que señaló la vendedora. Y al final compré aída.
Hoy fui al pasaje de las joyerías a buscar aritos para ñiñita. A cada joyería que entré preguntando para "aritos para guagua" se venía la pregunta lógica: ¿Abridores? ¿?¿?¿? "Mmhm... no, aritos". Vendedora con cara de profe: "Ya, si sé que aritos, pero.. aros abridores?" Ya, resulta que hay aritos para recién nacidas (algo así como Doble 0) que se usan para abrir los hoyitos de la oreja y aritos para ñiñitas "no recién nacidas", de lo cual no tenía la más remota idea. Ahora lo sé.
Otro día en Rosas: "Buenas tardes, busco cinta de algodón". "¿Espiga?" "Ehm....". Se imaginarán la cantidad de "ehm..." por los que he pasado.
Partí a Independencia para mandar a hacer unas cortinas. "Buenassss, necesito cotizar una store en blackout?" (n.del r.: cortinas que se abren y cierran verticalmente en tela que no deja pasar el sol y dan oscuridad absoluta a la habitación). La vendedora altiro atacó: "¿Americano?" Ya, resulta que hay un blackout americano que tiene ciertas características especiales y luego está el otro blackout de origen desconocido. Pero uno no tiene por qué saber de toooodos los adelantos en la industria textil, cierto?.
Entonces, para comprar en el centro hay que ir dispuesta a ver malas caras, a aprender a la fuerza y tiene que ejercitar la paciencia. Porque, a la larga, es conveniente. Salvo que se sufra de colon irritable. En ese caso, mejor vaya al centro comercial. Y pasa por el Mocca y se come un jamón palta con un juguito de frambuesa.
Tal vez el único inconveniente, o gran diferencia, es el trato.
Si uno va a un centro comercial y entra a una de las... digamos dos tiendas de telas, por ejemplo, y pide "tela para pantalón", el o la dependiente pasa primero a explicar los diferentes tipos de telas, las propiedades de cada uno, y luego muestra los colores, para que tome una decisión informada.
En el centro, uno se va a una calle donde están tooodos los locales que venden telas, entra a uno cualquiera y pregunta por "tela para pantalón" y te tiran altiro la caballería: "¿casimir, lanilla o linette"? Y ahí queda uno. Con cara de poker (me encanta esa expresión), preguntándose de qué estará hablando la vendedora. "Ehm.. no.. o sea.. no sé, tela para pantalón de trabajo....", responde una humilde. Y ahí entonces la vendedora pone cara de profesora sin vocación, pega un soplido que le levanta la chasquilla y pasa a explicar. Hasta acá, no hemos visto la tela, ojo. Luego del breve resumen, tipo Trutruca, uno opta: " ... ah, casimir" Y la vendedora pasa a mostrarte recién entonces los rollos de tela que ha tenido todo el rato al lado, pero que tú no tenías idea de que era la tela. "Ajá.. mhmh, no, yo quiero algo mas delgado", "Aaaaaah, entonces lo que usté quiere es linette". Nueva cara de perro. Será.
Bueno, así se compra en el centro.
Los vendedores de esa zona parten de la base que uno sabe a lo que va. Que no requiere explicación alguna. Pésima técnica.
Fui a comprar hace unas semanas insumos para bordar. Y necesitaba una tela específica. Primero local: "Necesito una tela para bordar, que sea blanca, suavecita, etc. etc." Vendedora: "¿Esterilla o aída?" "Ehm..." -nueva cara de poker- "no sé, cuál es la diferencia?". "Que una es más tupida que la otra". "Ajáaaa.... y me las podrías mostrar?" A regañadientes me las mostró. Las diferencias eran mucho más que la que señaló la vendedora. Y al final compré aída.
Hoy fui al pasaje de las joyerías a buscar aritos para ñiñita. A cada joyería que entré preguntando para "aritos para guagua" se venía la pregunta lógica: ¿Abridores? ¿?¿?¿? "Mmhm... no, aritos". Vendedora con cara de profe: "Ya, si sé que aritos, pero.. aros abridores?" Ya, resulta que hay aritos para recién nacidas (algo así como Doble 0) que se usan para abrir los hoyitos de la oreja y aritos para ñiñitas "no recién nacidas", de lo cual no tenía la más remota idea. Ahora lo sé.
Otro día en Rosas: "Buenas tardes, busco cinta de algodón". "¿Espiga?" "Ehm....". Se imaginarán la cantidad de "ehm..." por los que he pasado.
Partí a Independencia para mandar a hacer unas cortinas. "Buenassss, necesito cotizar una store en blackout?" (n.del r.: cortinas que se abren y cierran verticalmente en tela que no deja pasar el sol y dan oscuridad absoluta a la habitación). La vendedora altiro atacó: "¿Americano?" Ya, resulta que hay un blackout americano que tiene ciertas características especiales y luego está el otro blackout de origen desconocido. Pero uno no tiene por qué saber de toooodos los adelantos en la industria textil, cierto?.
Entonces, para comprar en el centro hay que ir dispuesta a ver malas caras, a aprender a la fuerza y tiene que ejercitar la paciencia. Porque, a la larga, es conveniente. Salvo que se sufra de colon irritable. En ese caso, mejor vaya al centro comercial. Y pasa por el Mocca y se come un jamón palta con un juguito de frambuesa.