De hecho, mis primeros 20 años de vida fueron muy sanos. Peste cristal y escarlatina, nada más. Ni una fractura ni rubeóla, ni alguna itis de esas agudas (las amigdalitis son casi inevitables, así que no las cuento). De la sinusitis solo sabía que era una enfermedad desconocida que te habilitaba de manera inmedita e inapelable para eximirte de la clase de educación física. Casi sin llevar anotación de los padres, algunas de mis compañeras simplemente decían la palabra sinusitis y quedaban excluidas de las 4 vueltas a la cancha o al test de Cooper. De hecho siempre encontré mágica esa palabra.. sinusitis....
En fin. Y llegue a mis veinte, me esguince el tobillo por andar caminando por las calles mojadas del centro (muy decorativas serán esas baldosas que pusieron en algunas partes, pero son un peligro) con zapatos de suela y no con botas marca Perro (o Hush Puppies). Y anduve con yeso, e incluso con bastones....
A los pocos años, me dio pielonefritis, y conocí cómo era un servicio de urgencias por dentro. Es impresionante lo que puede llegar a costar un poco de algodón con alcohol en una clínica privada!!! Incluso las miradas del doctor de reojo , cuando va pasando por el pasillo, tienen un precio. Y si entra a la salita a auscultarte, puede llegar a valores que ni siquiera un buen plan de Isapre puede amortizar.
En mis tiempos de universitaria mi mejor amiga era una amante incondicional de los gatos. Tenía siempre dos o tres en la casa, que iban variando en la medida que se los llevaba para el campo. Yo alojaba muy seguido en su casa, y usualmente dormía con los gatos alrededor, situación que no me agradaba demasiado pero que no me provocaba ningún inconveniente en la salud.
Hasta que un día mi entonces cuasi conyuge apareció con un gato en nuestro depto. Al comienzo me opuse, pero no demasiado vehementemente. Y el gato se quedó. Yo me acostumbré a Marxela (le pusimos así por ser el femenino de Marx...) y me esperaba en la puerta. Reconozco que me llevaba rebien con la gata. Era negra, preciosa y dormíamos grandes siestas juntas. Pero un día llegó ella.... la doña alergia. Y soné. Se me hincharon los ojos, no paraba de estornudar, tosía, me sentía pésimo. Y Marxela se tuvo que ir... Se la pasamos a mi cuñada, otra amante de los animales quien descubrió que no era Marxela sino Marx. Pero como se negaba rotundamente a ponerle ese nombre al gato, quedó como Tito, quien se convirtió en un gran gato negro, camorrero y temerario, quien hacía larga excursiones en busca de chiquillas, hasta que un día no volvió más...
En fin. Desde entonces la alergias me han atacado con todo éxito. Se han ido agravando al punto de que si me acerco demasiado a un gato, junto con los estornudos se me empiezan a cerrar las vías respitarorias.La alergia a los gatos es más posible de controlar, es cosas de no acercarse mucho.
Pero también me ha atacado la alergia a la primavera. Y esa es la peor. Septiembre pasó de ser el "mes de la patria" a ser "el mes de los pañuelitos desechables". Ando con la nariz colorada pero no por andar celebrando en las ramadas, sino porque no paro de estornudar. No puedo pintarme los ojos porque se me corre el rimmel de tanto lagrimear los ojos. El presupuesto en antistamínicos y descongestionantes se va a las nubes y aun no encuentro algún producto que me permita tener las vías respiratorias despejadas por más de 4 horas, lo que implica que se acerca la sinusitis a pasos agigantados. (justo ahora que ya no tengo clases de educación física) HASTA ESTOY RONCANDO!!!! Y si a eso le sumamos mi evidente sobrepeso post parto, se darán cuenta de que no me siento muy atractiva que digamos....
Es evidente que el paso de los años se nota. Si, está bien, son solo 30 pero de repente hay que darse unas friegas con el carnet de identidad. Uno se va haciendo más vulnerables a ciertos factores externos. Y lo cierto es que los porcentajes de la población que sufre de alergias son cada vez más altos.
Siempre he escuchado que la culpa de todo la tienen los plátanos orientales. Y de ser así, es culpa de las municipalidades que permiten plantarlos, optando por la sombra a corto plazo en desmedro de nuestra salud. Seamos más específicos incluso: es culpa de los Directores de Ornato y Aseo de las Municipalidades. Además, como me decía mi prima Jani, los plátanos orientales son árboles tan duros que cuando un individuo choca su auto contra ellos, los autos quedan destruidos, la gente queda muy lesionada y los plátanos, como si lloviera.
Pero resulta que hace unos días escuche que los plátanos orientales tienen un mínimo porcentaje de culpa en esto de las alergias primaverales. Y me fregó toda mi campaña anti-plátanos orientales (hasta tenía slogan: "por un pais sin alergias primaverales, abajo los plátanos orientales") La campaña promovía la plantación de álamos y alcornoques, e incluso de araucarias, aunque eso significara que solo nuestros tataratatara nietros pudieran llegar a verlas de 2 metros de altura...
Resulta que todas las plantas en esta época empiezan su proceso de polinización y eso me provoca alergia. Pero no podemos erradicar toda las plantas, ni las abejas y picaflores, en su calidad de cómplices... Es inmoral proponer que se destruya el medio ambiente por culpa de mi lamentable estado de salud...
Hoy dormiré con el purificador de aire prendido al lado de mi almohada....y si no me resulta, aguantaré estoicamente... esto no es una proposición, en una declaración de principios...
Y usté? A qué le tiene alergia?